sábado, 18 de febrero de 2012

Comentario de Texto: Acto IV “La Celestina”

Este fragmento pertenece a la obra “La Celestina”, escrita por Fernando de Rojas, un judío converso, es decir obligado a convertirse al cristianismo y de un autor desconocido el cual escribió el primer acto. Esta obra fue publicada en 1499 con el nombre de “Comedia de Calisto y Melibea tras sucesivos cambios acerca del título y ligeras ampliaciones se publicó durante los siglos XVI y XVII con el nombre actual, “La Celestina”. Esta obra pertenece al género de la tragicomedia, ya que combina elementos de la Tragedia y Comedia clásicas. En cuanto a su subgénero la podemos clasificar en dos; el teatro, ya que no hay narrador y la obra se desarrolla a través de los parlamentos de los personajes y las acotaciones, pero esta opción está descartada casi en su totalidad, ya que esta obra posee impedimentos para ser representada como son, la escenografía, la duración, etc. La opinión más extendida acerca del subgénero de esta obra es la de novela dialogada, corriente extendida gracias al humanismo Italiano. Este fragmento pertenece al momento en el cual Celestina intenta convencer de forma modesta a Melibea para que acepte la petición de Calisto.

En este fragmento se puede apreciar la gran capacidad de habla la cual lleva a cabo celestina para engatusar a Melibea, la cual rechaza incansablemente un mínimo sentimiento de amor o amistad hacia Calisto. En este fragmento se pueden apreciar el amor y deseo que siente Calisto hacia Melibea, la codicia por parte de Celestina la cual quiere conseguir como sea el satisfacer los deseo de su cliente para obtener sus ganancias le cueste lo que le cueste, el tiempo dando razón al tópico del carpe diem y Celestina le habla a Melibea de la fugacidad con la que pasa el tiempo, la juventud, etc. La magia con la invocación de Celestina al diablo. Crítica social, en el egoísmo, es decir, intenta cumplir la petición de Calisto solo para obtener su recompensa.

En este fragmento encontramos dos personajes, Celestina, una vieja avara y astuta, la cual con su gran capacidad de habla sabe engatusar a sus “victimas”, este es un  personaje el cual añora su juventud y lo utiliza como arma de engatusamiento. Y el otro personaje, Melibea una joven guapa, la cual es consciente de sus encantos, ella tiene un carácter altivo. Con cierto aire violento, ya que amenaza a Celestina. La cual le intenta convencer de tener un amorío con Calisto pero esta rechaza cualquier relación con ese individuo.

Como ya he mencionado antes, en este fragmento aparece plasmado el amor de Calisto hacia Melibea, la codicia por parte de Celestina para conseguir el dinero que le proporcionará alisto si consigue su petición. Y la fugacidad de la vida, Celestina razona que era joven y guapa y tras pocos años parece una anciana.

En este fragmento se pueden apreciar un diálogo, entre los dos personajes en el cual hay extensas intervenciones por parte de ambos y también apartes por parte de Celestina. Se utiliza un nivel estándar, desarrollado y concreto pero con algunos vulgarismos, presenta un registro formal y correcto al principio el cual posteriormente evoluciona a un registro coloquial. 

En cuanto a recursos estilísticos podemos destacar saltos en el tiempo por parte de Celestina desde ese momento hacia su juventud. Se puede observar el sentido existencial, que predomina en toda la obra, un aviso ante las alcahuetas, que son peligrosas. Se puede apreciar el pesimismo, en el cual los personajes no tienen en cuenta al  resto. Y crítica social en la cual se pueden observar los diferentes estratos sociales. 
Se distinguen preguntas retóricas y exclamaciones, hipérbatos antítesis, metáforas, del amor como una enfermedad, por parte de Melibea a Calisto, adjetivación, positiva cuando Celestina elogia a Melibea y negativa cuando la crítica. Este fragmento posee un estilo sentencioso con introducción de frases que parecen refranes “No es vencido el parece serlo”. 


Comentario de Texto: “Coplas a la Muere de su Padre” Jorge Manrique

En cuanto a la selección de estas estrofas la podemos dividir en dos partes, la primera parte, la cual engloba las estrofas de la I a la XIII en las cuales habla sobre la fugacidad de la vida la, el tiempo y la rápida llegada de la muerte, y en la segunda parte, en la cual podemos incluir el resto de estrofas, se habla de él poco valor de la vida terrenal y la capacidad igualadora de la muerte, es decir se lleva tanto a ricos como a pobres.

En estas estrofas predominan los versos dodecasílabos y tetrasílabos, con rima consonante: /ABC/ABC/DEF/DEF/. El tipo de estrofa el cual emplea el autor son las coplas de pie quebrado.

Da una visión de la vida como un proceso fugaz e insuficiente, en el cual se posee una corta y rápida vida y una eterna muy duradera muerte, también habla de esa capacidad igualadora de la muerte, es decir no importa tu vida terrenal que la muerte te arrastra consigo. Se basa en una ideología teocéntrica y ascética, centrada en dios y en el rechazo de lo material.

En las estrofas I, III, V y VIII se repite una misma estructura, es decir, dos versos octosílabos y después uno tetrasílabo, así cuatro veces en cada estrofa, como en todo el poema. En cuanto a recurso se utilizan continuas alegorías que relacionan la vida y la muerte, con el rio y el mar, con el camino y la morada, etc. Se utilizan una serie de formas de pelar al lector “recuerde el alma dormida”, “nuestras vidas son los ríos que van a parar al mar, que es el morir”. Alegorías en las estrofas III y V. Paralelismo “como se pasa la vida, como se viene la muerte”, personificación de la muerte en la primera estrofa, Anáforas “como, como, como”.

El tópico Ubi Sunt es aquel que se utiliza para expresar lo efímero de la vida y la capacidad de esta para tratar por igual a todos los seres. Aparece en las estrofas XVI y XXV. En las cuales nombra a algunos personajes célebres que han muerto de igual manera sí que la muerte tuviera en cuenta lo que habían sido en vida.

De Don Rodrigo dice que era un hombre bueno, simpático, buen amigo, buen jefe, buen enemigo. Menciona que a pesar de no dejar muchos bienes materiales, como riquezas, había colaborado en numerosas batallas contra moros, en las que había salido victorioso. Comenta también que además de buen jefe había sido buen vasallo de su rey, y que había arriesgado su vida por su región.
Habla sobre la tercera vida en las estrofas XXXIV, XXXV, XXXVI, XXXVII, en la cual afirma que si en algo está de acuerdo con el hecho de la muerte es por legar a esa tercera vida, la vida de la fama, en la cual todos te recuerdan por los hechos o hazañas que has realizado en tu vida terrenal. Cada uno lo consigue según su estado, los nobles luchando y el clero rezando (en estos poemas no nombra al campesinado).

Manrique narra la muerte de Don Rodrigo como un proceso en la cual la muerte aparece personificada llamando a la puerta de su padre y agradeciéndole lo que ha hecho en vida pero alegando le que ha llegado el momento de abandonar el mundo terrenal y pasar a una vida de descanso eterno, dice que la muerte intenta convencer a su padre de que todo le recordarán como un gran hombre, el cual hizo grandes esfuerzos por defender a su tierra. La actitud de Don Rodrigo ante la muerte es de valentía y seguridad, ya que está satisfecho con sus actos en vida t cree que se puede ir tranquilo y orgulloso hacia su vida eterna. Le convence con la alusión a la fama ya que así sabe que todos le recordarán.

Yo creo que las principales diferencias de una frente a la otra es que en la época medieval el concepto de la muerte era de un paso más de la vida, es decir, una vida perfecta, a la cual puedes llegar según tu comportamiento en esta vida, ye en el renacimiento se puede distinguir que la visión de la vida frente a la muerte es muy diferente, la muerte se tiene en un concepto de descanso eterno pero sin poder disfrutar de los placeres que da la vida, también en el renacimiento se tiene muy en cuenta la honra por la cual serás recordado cuando mueras.




sábado, 28 de enero de 2012

¿Malas Noticias o Malas Formas?

Un día estaban dando un paseo por la calle dos amigos, Edgar y Aarón  y el primero le dijo:

 -Aarón quiero romper con mi novia porque ya o me gusta, pero no sé cómo hacerlo, cuando rompí con África esta se lo tomó muy mal.- Y Aarón contestó - Como no se lo va a tomar mal si le dijiste por un sms “te dejo”, eres un completo insensible”. Edgar replicó – pero ¿Qué más da como lo digas lo importante es lo que quieres decir? ¿No? - Pues no- contestó Aarón.

– ¿Tú no sabes la historia de los dientes del Sultán? – No- respondió Edgar- Pero cuenta, cuenta- Y Aarón comenzó – Esto es un reino en el cual vivió un gran y poderoso Sultán, una noche sueña con que se le caen todos los dientes, a la mañana siguiente se levanta y llama a un sabio de su reino para contarle lo sucedido, este le revela que por cada diente caído en el sueño perderá a un familiar querido. El Sultán enfurecido mandó dar cien latigazos al sabio por pronosticarle un mal futuro. A continuación mando llamar a otro sabio para contarle el sueño, este le dijo que estaba de suerte, tendría una larga vida y sobreviviría a todos sus familiares. El Sultán lleno de alegría mando entregar cien monedas de oro a este sabio. Cuando este salía de los aposentos del Sultán, un criado lo paró y le dijo – Pero si le has dicho lo mismo que el otro pobre sabio - y este contestó – Amigo mío, tanto importa la forma, como el contenido -. Aarón alegó – Así que ya sabes la forma de decir las cosas es tan importante como lo que dices -.

Edgar agradeció a su amigo su ayuda y aseguró ponerla en práctica.

Y Rubén Berges , de acuerdo con esta moraleja escribe estos versos:
                                  
“Ay amigo, con estos versos te digo,           
Tanto importa la palabra como el contenido.”                                                                                                           

                              
              

martes, 24 de enero de 2012

Comentario: “Planto por la muerte de Trotaconventos”

Este texto pertenece al género narrativo en verso, ya que cuenta una historia en manos de un narrador y la cual posee unos personajes. Dentro de su subgénero lo podemos clasificar en una elegía, la cual elogia al fallecido hablando de sus cualidades, de la muerte como efecto y del sentimiento de tristeza que esta provoca.
La visión que da este poema de la vida es un punto de vida antropocéntrico y vitalista, que se opone notablemente al punto de vista teocéntrico que se imponía en esa época. En este texto las opiniones  que expresa el autor acerca de la vida y de la muerte son muy diferentes a las que se esperaban en una persona que vivió durante el siglo XIV y teniendo en cuenta que el autor es un miembro de la iglesia. El piensa que la muerte es el final de todos los placeres, en conclusión de todo lo bueno que nos da la vida, y que esta nos conduce a un camino escabroso que da lugar a las desgracias, empezando por el propio hecho de morir  continuando por los acontecimientos llenos de penuria que siguen produciéndose tras la muerte.
 Este poema expresa un sentimiento de dolor por la muerte de un ser querido, de angustia por la fugacidad de la vida y la volatilización de todos los sentidos y por el miedo al momento que a él le legara algún día. También transmite una gran preocupación frente a los cambios que conllevara este proceso.
En este poema se pueden distinguir una serie de recursos estilísticos como los siguientes:
Apostrofeà En la segunda estrofa hay apostrofe en el cual invoca al muerto, en la séptima estrofa también hay un apostrofe de los vivos, también hay un apostrofe en la novena estrofa.
Derivaciónà En la decima estrofa utiliza la palabra cuervo como animal carroñero y como símbolo de la muerte, en la decima estrofa la palabra sentido se refiere a vida y a los propios sentidos. En la primera estrofa aparecen palabras derivadas de muerte.
Exclamaciónà Hay exclamaciones en la primera estrofa, en la doceava y en la última.
Enumeraciónà En la segunda estrofa enumera los elementos que lleva consigo la muerte, en la tercera estrofa enumera los sentimientos de los que carece la muerte, en la onceava estrofa enumera los cambios que se producen tras la muerte.
Antítesisà “Enmudeces el habla” en la onceava estrofa.
Metáforaà En la decima estrofa compara al cuervo con la muerte.
Comparaciónàen la onceava estrofa compara las diferencias entre los aspectos propios de la vida y los de la muerte.
Epítetoàen el primer verso.
Personificación continua de la muerte a lo largo de todo el poema.