sábado, 28 de enero de 2012

¿Malas Noticias o Malas Formas?

Un día estaban dando un paseo por la calle dos amigos, Edgar y Aarón  y el primero le dijo:

 -Aarón quiero romper con mi novia porque ya o me gusta, pero no sé cómo hacerlo, cuando rompí con África esta se lo tomó muy mal.- Y Aarón contestó - Como no se lo va a tomar mal si le dijiste por un sms “te dejo”, eres un completo insensible”. Edgar replicó – pero ¿Qué más da como lo digas lo importante es lo que quieres decir? ¿No? - Pues no- contestó Aarón.

– ¿Tú no sabes la historia de los dientes del Sultán? – No- respondió Edgar- Pero cuenta, cuenta- Y Aarón comenzó – Esto es un reino en el cual vivió un gran y poderoso Sultán, una noche sueña con que se le caen todos los dientes, a la mañana siguiente se levanta y llama a un sabio de su reino para contarle lo sucedido, este le revela que por cada diente caído en el sueño perderá a un familiar querido. El Sultán enfurecido mandó dar cien latigazos al sabio por pronosticarle un mal futuro. A continuación mando llamar a otro sabio para contarle el sueño, este le dijo que estaba de suerte, tendría una larga vida y sobreviviría a todos sus familiares. El Sultán lleno de alegría mando entregar cien monedas de oro a este sabio. Cuando este salía de los aposentos del Sultán, un criado lo paró y le dijo – Pero si le has dicho lo mismo que el otro pobre sabio - y este contestó – Amigo mío, tanto importa la forma, como el contenido -. Aarón alegó – Así que ya sabes la forma de decir las cosas es tan importante como lo que dices -.

Edgar agradeció a su amigo su ayuda y aseguró ponerla en práctica.

Y Rubén Berges , de acuerdo con esta moraleja escribe estos versos:
                                  
“Ay amigo, con estos versos te digo,           
Tanto importa la palabra como el contenido.”                                                                                                           

                              
              

martes, 24 de enero de 2012

Comentario: “Planto por la muerte de Trotaconventos”

Este texto pertenece al género narrativo en verso, ya que cuenta una historia en manos de un narrador y la cual posee unos personajes. Dentro de su subgénero lo podemos clasificar en una elegía, la cual elogia al fallecido hablando de sus cualidades, de la muerte como efecto y del sentimiento de tristeza que esta provoca.
La visión que da este poema de la vida es un punto de vida antropocéntrico y vitalista, que se opone notablemente al punto de vista teocéntrico que se imponía en esa época. En este texto las opiniones  que expresa el autor acerca de la vida y de la muerte son muy diferentes a las que se esperaban en una persona que vivió durante el siglo XIV y teniendo en cuenta que el autor es un miembro de la iglesia. El piensa que la muerte es el final de todos los placeres, en conclusión de todo lo bueno que nos da la vida, y que esta nos conduce a un camino escabroso que da lugar a las desgracias, empezando por el propio hecho de morir  continuando por los acontecimientos llenos de penuria que siguen produciéndose tras la muerte.
 Este poema expresa un sentimiento de dolor por la muerte de un ser querido, de angustia por la fugacidad de la vida y la volatilización de todos los sentidos y por el miedo al momento que a él le legara algún día. También transmite una gran preocupación frente a los cambios que conllevara este proceso.
En este poema se pueden distinguir una serie de recursos estilísticos como los siguientes:
Apostrofeà En la segunda estrofa hay apostrofe en el cual invoca al muerto, en la séptima estrofa también hay un apostrofe de los vivos, también hay un apostrofe en la novena estrofa.
Derivaciónà En la decima estrofa utiliza la palabra cuervo como animal carroñero y como símbolo de la muerte, en la decima estrofa la palabra sentido se refiere a vida y a los propios sentidos. En la primera estrofa aparecen palabras derivadas de muerte.
Exclamaciónà Hay exclamaciones en la primera estrofa, en la doceava y en la última.
Enumeraciónà En la segunda estrofa enumera los elementos que lleva consigo la muerte, en la tercera estrofa enumera los sentimientos de los que carece la muerte, en la onceava estrofa enumera los cambios que se producen tras la muerte.
Antítesisà “Enmudeces el habla” en la onceava estrofa.
Metáforaà En la decima estrofa compara al cuervo con la muerte.
Comparaciónàen la onceava estrofa compara las diferencias entre los aspectos propios de la vida y los de la muerte.
Epítetoàen el primer verso.
Personificación continua de la muerte a lo largo de todo el poema.